Leo en «La Razón» un artículo (ver enlace) que habla del TECNOESTRÉS, definido como la dependencia excesiva y el mal uso de la tecnología que se da en algunas personas que -y quién no- están sometidas al uso cotidiano de móviles, ordenadores, etc.
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Acabo de leer la reseña de un interesante artículo de la consultora HUDSON sobre la posibilidad (casi la obligación) de preguntar por parte del candidato, más allá de ser «inspeccionado» y poco más.