Para un coach no hay que insistir mucho en el poder de la palabra, a veces creadora de realidad, a veces transformadora y en muchos casos sanadora …o al menos yo lo vivo así, y es un inmenso placer comprobar que ese poder de las palabras, de poner armonía, de aportar paz, de llevar a la calma y tranquilidad, permite hablar de tantos usos de la palabra como bálsamo. Comparto un ejemplo personal.

Hace poco más de un año necesité hacer unos cambios de configuración en los servicios que recibía de una compañía de telecomunicaciones, y para poder seguir disfrutando de ellos me exigían disponer de una línea de móvil adicional sin coste. No tenía tiempo para ir a recoger una tarjeta nueva, y se me pasó. Al cabo de pocos días me llamaron diciendo que si no pasaba a recoger la tarjeta me iban a dar de baja la línea, los servicios, etc…. vaya lío! Llegan incluso a decirme que me cortarán el servicio. Al día siguiente tenía un evento, y pensé que podría recoger la tarjeta sin problemas, e hice lo siguiente:

  1. Llamé para enterarme donde había una tienda que me conviniese, y cuando me dieron la dirección comprobé que su directorio estaba desactualizado, y la tienda en cuestión no existía …la primera en la frente
  2. Aproveché que el evento se celebraba en un centro comercial con tiendas de este tipo y cuando fui a solicitar la tarjeta me dijeron que no me la podían dar con el Carnet de Conducir (en su escáner no valía más que el DNI) …la segunda en la cara
  3. Asumí que tendría que ir por la tarde a otra tienda de la marca ya con mi DNI …paciencia
  4. Llamé al número de servicio de la compañía en cuestión para protestar por la información (escasa y errónea, con el consiguiente trastorno), y no conseguí que me pasasen con nadie que me diera una disculpa razonable; me pasé 15 minutos para comentar el pésimo servicio …más paciencia!
  5. Estaba hablando con la compañía en la cola de un restaurante de comida rápida del propio centro comercial y el cliente anterior estaba súper-lento, no sabía lo que quería y perdía el tiempo (yo la paciencia), entre unas cosas y otras yo estaba ya indignado y a punto de explotar …más paciencia todavía!!
  6. Estaba viendo que atendían antes a otras personas, que también pedían de todo y seguían perdiendo el tiempo (o al menos así me lo parecía a mi), y cuando me toca que me atiendan, estaba a punto de explotar….

…y me encuentro con la encargada del restaurante que me recibe con una sonrisa y las siguientes palabras: “Cuanto tiempo…!” y recuerdo en ese momento que después de no ir a ese restaurante desde hace más de 7 años me ha reconocido y me pregunta amablemente como me encuentro…!!

En aquel momento se desarmó toda mi agresividad y mal humor, con dos palabras que sólo hacen alusión a que te recuerdan y que eres bien venido. ¿Se puede atribuir otro carácter a las palabras que no sea “milagrosamente sanador”…?

Seguro que tienes algunos ejemplos similares a este, que dentro de su sencillez es muy elocuente, máxime si pensamos que en un proceso de comunicación al menos nosotros somos una parte, y si hacemos lo posible en nuestra parte por rebajar tensiones, exigencias, malos humores, etc., TODO puede siempre ir mejor. Por tanto, mucho ánimo y …siempre paciencia! Somos el 50% (o más) de lo que sucede en un proceso de comunicación, y por tanto podemos hacer mucho.