Leo en «La Razón» un artículo (ver enlace) que habla del TECNOESTRÉS, definido como la dependencia excesiva y el mal uso de la tecnología que se da en algunas personas que -y quién no- están sometidas al uso cotidiano de móviles, ordenadores, etc.

Digo quien no porque tal vez hace años era una opción, pero hoy en día todos tenemos un smartphone en el bolsillo y no podemos trabajar en absoluto si nuestro sistema «se ha caído» (haz la prueba y verás como en cualquier oficina, si no funciona el sistema, está todo el mundo de brazos cruzados).

El artículo proporciona algunos datos de fuentes solventes: El 40% de los usuarios permanece conectado las 24 horas, 8 de cada 10 personas duermen con el móvil a su lado (encendido, claro), y en Europa el 21% de las personas declara despertarse para mirar el móvil al menos una vez durante la noche…!

Aunque algunas circunstancias favorezcan estos hechos (por ejemplo el aumento del teletrabajo, el uso múltiple de dispositivos para trabajo y ocio) es evidente que con la enorme multiplicación de tecnología a nuestro alcance se hace muy difícil un viaje en transporte público en el que mirar a los ojos a los demás sea fácil, con tanto smartphone, tableta, e-book o reproductor de música. De hecho hay un fenómeno que nos obliga a una lucha constante entre algunas actividades y dejar de mirar la pantalla, la «Competencia Multipantalla», que hace que en conferencias, el cine …hasta en la iglesia, se esté siempre consultando un dispositivo sin prestar plena atención al motivo de nuestra presencia.

Hay consejos para mejorar los males, sufrir menos esta «patología» ya identificada como tal por el psicoterapeuta Craig Brod, pero mucho me temo que el TECNOESTRÉS esté aquí para quedarse.

Para leer más:  http://www.larazon.es/sociedad/uno-de-cada-tres-espanoles-padece-tecnoestres-DB10669846#.Ttt1XEFLtMs5r6C